Uno de los grandes inventos del siglo 20 es el dispositivo que transforma la energía cinética de un fluido en energía mecánica rotativa. A esto se le llama motor hidráulico. Por lo general, esa energía se aplica a una carga controla da con un eje. En realidad, los motores hidráulicos convierten la presión de un flujo en el desplazamiento angular de este eje. Es la contra partida de rotación de un cilindro.   

Si bien, los motores hidráulicos están diseñados para tener presión de trabajo en ambos lados, la mayoría de las bombas hidráulicas no pueden ser utilizadas como motores, debido a que no pueden ser arrastradas. Estos dispositivos cuentan con una superficie que acciona el movimiento, sujeta la presión diferencial. Al sincronizar la conexión entre el fluido y la superficie de presión, se logra una rotación continua mediante una conexión mecánica entre el eje y la superficie.  

En realidad, existe una gran variedad de elementos que determinan la presión, caudal, torque de salida, velocidad, eficiencia mecánica, etc. Todas van de la mano a la forma en como se conecta la superficie de presión con el eje.